estaciones: era todas las diosas fatigadas
- Eilyn Lombard
- 14 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 jun
St. Maarten, junio 5 de 2025
hace algunos años, en un pueblo cuyo nombre no recuerdo, encontré una antigua máquina de coser que me recordó a la de mi abuela. otra marca, otra época, pero tan la misma que hubiera querido llevármela para mi casa.
bueno, para el lugar donde vivía entonces, que era mi casa más que cualquier otro lugar donde hubiera vivido antes. casi 40 años viviendo en la misma casa que no era mi casa, para luego vivir en poco más de una docena, que han ido siendo mi casa aunque no lo sean.
mi abuela cosía todo el tiempo: recortaba, cosía, soñaba.
coser: entrega sutil de animales ajenos, de las nubes y sangre de las otras, diosas tutelares, brujas, putas, mujeres rompiendo la cáscara del miedo para ser ellas mismas, las mujeres de todas las mujeres, enredadas en caminos de guerra y amor.

soñar: de la nada surgió un pájaro negro, mojado o aceitoso, que fue creciendo y llenándose de unas plumas rojas parecidas a las honeysuckle flowers.
seguía chorreando aceite o lo que fuera, una especie de figura diabólica. entonces caminó hacia la persona que estaba al lado mío -mi hermano? como si fuera a atacarlo. yo le hacía chu, chu, pero me daba miedo acercarme.
se puso sobre él -o al lado- y sobre el fuego que había allí donde antes estuvo esta persona familiar, y se quemó. supe que tenía que alejarme, huir. iba a correr, pero antes de irme me viré de espaldas y grité algo a sus narices -no vi una transformación, pero cuando me viré a mirar era algo mucho más grande y monstruoso -el ave o mi hermano? le grité, tratando de recordar una frase cristiana que me enseñó mi vecina: yo te reprendo en nombre... pero la frase no salió, solo la rabia y el miedo y la fe en que era posible, quizás, detenerlo...
le grité déjame en paz, déjame y atravesé una puerta de cristal, y luego me moví por pasillos largos, con apartamentos a cada lado, y gente en los pasillos hablando. un perro que en realidad parecía una llama o alpaca vino corriendo hacia mí, ladrando y golpeándose contra las paredes en cada brinco. animal semifantástico también, constituido a pedazos, traspasando los bordes zoomórficos... me pasó por el lado, en lugar de atacarme. lo dejé atrás y unas señoras lo llamaron -es tan intranquilo, dijeron.
seguí caminado, me escapé de todo eso. no recuerdo a qué ciudad salí. solo recuerdo otro pasillo, a la luz, y un matrimonio de personas blancas, mayores, mordiendo pedazos de pollo crudo, comiendo pollo crudo.
coser: pasaron tres, cuatro días en la isla. estoy en una isla otra vez, saliendo del sueño, de los sueños. unas mujeres me invitaron a recorrer la isla. la parte holandesa y la parte francesa. las diferencias económicas, políticas. la independencia vista desde otro lugar: la calle, la realidad. en la mañana había escuchado hablar de movimientos independentistas en St. Maarten. esta mujer me decía que no era necesaria la independencia, que no significaría nada para la isla. nada, o el discurso, las palabras, otro sueño, importado?
al regresar encontré unas flores, hice una foto, la guardé.

honeysuckle? pensé... recordé cuando con mi amiga de la infancia lográbamos permiso para darle la vuelta a la manzana de enfrente de nuestras casas, y al doblar había una casa con un cantero lleno de unas flores parecidas, pinocho le decíamos... podías chuparlas y tener miel, decían... jugábamos a explotarlas en la frente, a pegarlas en la nariz y ser pinocho por un rato...
las mujeres que somos vienen de esas niñas que fuimos... de nuestras abuelas cosiendo y soñando, de la abuela de mi amiga espantando el sonido de cualquier animal que se arrastrara: majá, serpiente, jubo... a veces decíamos jubo en vez de jugo solo para verla dar tres golpes en el suelo con su pie y espantar el miedo al animal que podía transformarse en cualquier cosa...
perdida en una isla estoy, entre flamboyanes y mar, imaginando paisajes de la infancia como quien regresa a la isla que nunca abandonó. pregunto cada nombre, cada detalle, tan islas, tan solxs, tan nosotrxs...
era todas las diosas fatigadas... ahora, amasijo de islas, lenguas, mar de los sargazos

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