ellas, las dos

(este post debió salir hace más de un año, y se había quedado escondido acá, en borradores)

reina quería hablar sobre cuba y cantar una canción de celia cruz.

había descubierto que celia no puedo regresar, había escuchado el nombre de los responsables. creo que en alguna parte se le quedó trabado ese miedo de que alguien pudiera no regresar al lugar en donde nació.

cómo hablar sobre cuba a quienes no la conocen o solo vieron un mapa, unas playas y una historia ya diluida, sobre la resistencia... cómo hablar de cuba a niñxs de 9 años que nunca irán allí, o a sus padres, hijxs de la guerra fría, o a quienes han venido de más lejos y apenas pueden recordar que es una islita allí debajo...

ella recuerda las playas y playas pusimos, sí. y recordaba el capitolio, pero usamos una foto donde se ve, al fondo, ese 11 de julio donde otrxs cuerpos se pusieron delante de las cámaras y la vida, exigiendo libertad en todas las maneras que pudieron. ella recordaba que 2+2=5 porque en cuanto se acabó el cerco policial que tuvo K luego de la huelga en San Isidro, llegamos hasta aquella puerta donde la matemática responde a otro orden.

le enseñé la foto de otro grafiti que usa fragmentos de una carta de un niño a su padre encarcelado luego del 11 de julio, y ella quiso incluirlo, junto a una foto de una obra de uno de sus pintores favoritos cubanos, que es su amigo, Luis Enrique López Chávez.

cuando hubo que mostrar algo sobre los deportes, encontramos fotos de la pelea de Yordanis Ugás con Pasquiau, esa que me dejó dos poemas, y que vi entre amigxs, porque la ropa del boxeador lucía carteles de Patria y Vida.

alejandra quiso acompañarla con el pullover que hicimos en Justicia como parte de la campaña para que liberaran a lxs menores de edad.

reina adornó las letras con las que se escribe Cuba, Cuba libre, puso en una de ellas. Días antes había preparado un cartel donde exigía que dejaran tranquilos a lxs presxs políticos y lo hicieran ahora. Para cuando fuéramos a una protesta, dijo.