¿qué es lo que hay en juego cuando decimos “yo te amo”? ¿por qué cuando hablamos de amor eso nos hace sentir especiales, pero al mismo tiempo autoriza a esperar e inclusive exigir ciertas cosas de la otra persona?
Marília Moschkovich,
en traducción libre de Yarlenis M. Malfrán
Cuando te conocí, te escribí varios poemas, algunas cartas, y escribí sobre ti en mis diarios. Y luego me envolví en hablar(nos) y de nos y en nuestra historia, que no ha sido demasiado apacible. Así que luego de eso, los poemas eran para aliviar el dolor o entender la distancia.
Creo que por épocas te he escrito sin saber que te escribía, y muchas veces he sentido vergüenza de que me leas. Les otres no, pero tú, sí. Cuando te doy a leer mis artículos no, pero cuando te veo leyendo mi blog, pues sí. Es una vergüenza tan rara. ¿Cuánto hay de mí que no sabes aún? ¿Soy más yo en el blog que cuando protesto todas las mañanas porque tengo que levantarme y no me alcanza el café para abrir los ojos? ¿Cuánto de mí no quiero que sepas?
Hoy estoy tratando de hacer un recuento de todos estos años, de cómo fue o es el amor, y por qué. Yo sé que te amo, aunque cuando te conocí no lo sabía. He pasado estos años explicándome, y a les otres, por qué te amo, quién eres. No sé si han entendido.
Yo sé que te amo porque podíamos habernos cansado tantas veces de querer estar juntes, acompañar a las hijas, quedarnos sin casas, perder y quizás volver a ganar el amor de nuestros padres, quedarnos sin amigues una y otra vez (las migraciones dentro del país, dentro de la ciudad, dentro de la casa, las migraciones, ay, como los pájaros). Yo sé que te amo porque todos los días es diferente amar, aunque es igual levantarse y pelear por el frío o el sueño, aunque haya café y pájaros en el balcón. Es diferente amar, parece, porque no me aburro, pero igual nos repetimos en los mismos bailes torpes del amanecer, o te pones a jugar ajedrez en el teléfono en cuanto abres los ojos, y yo me voy a responder mensajes o a intentar saber qué ha pasado, a quién ha citado la policía, o cuántas personas semidesconocidas y hermosas cantaban abrazadas ayer en una fiesta de cumpleaños. Y vamos juntes, tú y yo, a la ciudad "triste, de barcos y emigrantes".
Yo sé que te amo porque una vez pretendimos que no nos importaba probar otros cuerpos o poemas de amor, y nos engañábamos, sin decirlo. Y luego aprendimos a decirlo, y tratamos de entender la desposesión como acto de amor. Yo sé que te amo porque cuando nos inventamos amar de a tres, a pesar del miedo que nos daba, aprendimos que se puede amar de a tres o a diez cuando se ama.
Decir que te amo, no me hace sentir especial, es un ejercicio en el que entiendo que me amo, y en el que de paso, aprendes que me amo.
Yo sé que te amo porque sé que mañana puedo dejar de amarte.
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